El lavadero es una de las obras que más significado tuvo entre los vecinos de Soto, ya que permitió a un colectivo especialmente desfavorecido, las mujeres, mejorar sus condiciones en el desempeño de sus tareas cotidianas.
Su obra es de 1905. Se trata de una construcción cubierta de piedra caliza dotada de una amplia pileta donde lavar.
La fuente situada junto al lavadero también fue patrocinada por Félix de Martino.